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LA TRAVESÍA DEL FITZ ROY POR SEAN VILLANUEVA, HISTORIA DE UN SUEÑO

Desde su caravana instalada en El Chaltén, Sean Villanueva nos habla de esta increíble aventura que le ha llevado a realizar lo que el mundo ya denomina la "Moonwalk Traverse". La travesía del Fitz Roy sólo se había realizado una sola vez por la cordada Honnold-Caldwell de norte a sur, por las caras más expuestas… Entonces por qué no hacerla de sur a norte, ¿y en solitario? Es una idea simple, transformada poco a poco en un sueño que se ha convertido en realidad para Sean. Nos explica él mismo cómo ha vivido esta hazaña.

21 Mayo 2021

Alpinismo

De una simple idea a materializar un sueño

“Un día, tuve la idea de atravesar todo el macizo del Fitz Roy. Al principio, sólo era una idea. No era realista. La meteorología es complicada en Patagonia y las condiciones son duras. Además, escalar en solitario, significa mucho trabajo.

Empecé a estudiar la reseña para ver cómo encadenar las cimas, sin necesariamente imaginar hacerlo de verdad. Era algo que realmente me motivaba, que iluminaba mi alma, ¡aunque nunca tuviera ocasión de hacerlo!

Un día, me di cuenta que era posible. Al principio, pensaba que necesitaría 10 días. Pero sabía seguro que tener buen tiempo durante tan largo periodo de tiempo era imposible en Patagonia. Entonces me dije que si había una ventana de 6 bonitas jornadas, lo intentaría. Para mi cumpleaños, ¡sucedió!

Todo se alineó poco a poco. Tuve tiempo de prepararme, pensar, soñar, formar parte de esta Patagonia, acostumbrarme a las condiciones."

Una Moonwalk, en buenas condiciones

“Durante toda la travesía, tuve la impresión de que todo iba sobre ruedas. Todo se había alineado. Estaba bien preparado mentalmente. Había previsto 10 días de comida por si acaso, aunque la travesía sólo iba a durar 6. Sólo cuando regresé, la meteorología empezó a cambiar. ¡Tuve muchísima suerte con el tiempo! 

Escogí hacer esta travesía de sur a norte y, aunque a estas caras no les toca el sol, las paredes no estaban muy heladas. No fue demasiado difícil. Lo hice en sentido inverso, sobre todo porque no se había hecho nunca, lo que representaba una mayor aventura.”


Una mente a la altura de las elecciones decisivas 

“Tomé algunas decisiones cruciales. Justo antes del Fitz Roy, me detuve antes del Collado de los Italianos. Sabía que el viento se iba a levantar y que no quería encontrarme en pleno viento en una cara por la noche. Así que encontré un súper lugar para dormir y recuperarme. En ese momento, me crucé con dos amigos que descendían de la cima y que me indicaron que todo estaba mojado. Al día siguiente por el contrario, ¡todo estaba seco! 
Más tarde, cuando descendí de la cima en rápel, decidí detenerme en una pequeña repisa. Esto me permitió recuperarme bien. Una vez más, al día siguiente había mejorado: no había viento y pude hacer todos los rápeles sin problema.

Hubo un momento un poco difícil en la cima del Fitz Roy. En la reseña, anunciaban 200 m fáciles. De hecho, todo estaba muy helado y no tenía el material para hacer hielo. Sólo tenía un piolet, un tornillo para hielo y crampones de aluminio. Tuve que ser cauteloso y tomarme el tiempo necesario.”

Ante todo, un logro y un orgullo personal

“En la ascensión, ¡siempre estuve súper contento de estar ahí! Me despertaba antes de que sonara mi despertador, súper motivado. Todo iba bien, tenía margen de energía, comida… Era realmente un sueño. Hacía un año que me preparaba sin pensar realmente que eso iba a suceder. ¡Fue mágico! 

Al final de la travesía, después del último rápel, empecé a andar para regresar al pueblo. Pero no tenía ganas de llegar, necesitaba un día para continuar en mi sueño un poco más, para aterrizar lo que había hecho. Entonces me detuve en un prado, cerca de un río con bayas salvajes. Me instalé pronto por la tarde en un precioso lugar para digerir todo lo que acababa de suceder y disfrutar del momento.

Al día siguiente, el 7º día, entré en el pueblo y ¡todo el mundo sabía ya que lo había logrado! La misma mañana de mi salida, sólo había avisado a dos personas. En el camino, me crucé con tres cordadas que debieron hablar de ello en el pueblo.

Era un año bastante tranquilo en El Chaltén debido a la pandemia. Sólo había unos pocos escaladores y alpinistas. Entonces cuando llegué a El Chaltén y todo el mundo me aplaudió y felicitó, fue muy reconfortante. Tengo muchos amigos aquí. Me han aceptado totalmente en su comunidad. También recibí miles de mensajes, ¡incluso de grandes alpinistas!

Lo he hecho sobre todo para mí. Es un compromiso enorme, ¡aquí no hay equipos de rescate! Nadie te vendrá a buscar en caso de problema. Los primeros campos base se sitúan a 10h de marcha, así que es muy lejos. Un compromiso de tal envergadura debe ser un compromiso intrínseco. Era realmente para mí, para nadie más.”

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