¿Qué haces después del trabajo?

¿Qué hay más frustrante que estar sentado en una silla del trabajo mientras vemos caer la nieve durante un día laborable? Lo más seguro es que las pendientes ya no estarán vírgenes de aquí al fin de semana, ¡cuando finalmente tengas la libertad de ir a esquiar! Una buena linterna frontal te permitirá ir a esquiar un día laborable después de haber estado trabajando durante todo el día…

¿Antes del trabajo o después del trabajo?

Muchos aficionados de los virajes en nieve polvo han encontrado la solución, con los famosos “antes del trabajo" o "después del trabajo". Son salidas exprés para aprovechar la nieve fresca, justo antes o justo después de la salida del trabajo, iluminados por linternas frontales potentes. Antes se salía todavía de noche con una frontal “normal”,  y se descendía rápidamente con la primera luz del día. El problema es que cuando la nieve está realmente bien, renunciar a seguir esquiando para ir a trabajar es una especie de tortura.  Gracias a las frontales potentes, ahora podemos esquiar en plena noche con total visibilidad y acabar cuando ya nos hayamos hartado de esquiar.

¡Cuando la noche transforma el terreno de juego!

De noche, durante una caída de nieve, el ambiente es incomparable. A los copos, les encanta la luz de los frontales, los cristales centellean, las ramas cargadas de blanco se iluminan como guirnaldas de temporada y aparecen sombras inquietantes en los bordes del camino. Desde los primeros metros recorridos en un bosque adormecido bajo la nieve, te sentirás aislado, solo con el halo de tu linterna o iluminado por tus compañeros con los que compartes la aventura. Después de algunos pasos, aunque las luces de la ciudad todavía sean visibles, te verás separado por una sima de oscuridad casi infranqueable. El silencio de la noche  se une al silencio de la nieve, los sonidos desaparecen, el aire se paraliza, el mínimo paseo puede convertirse en una auténtica expedición y la colina más pequeña se alza como una cima formidable.

La oscuridad complica la evaluación de riesgos sobre el terreno

Aventurarse en la montaña durante la noche es muy agradable, pero no se puede hacer a la ligera. Entre los peligros habituales de todas las salidas invernales, la desconfianza debe multiplicarse en cuanto a los riesgos de aludes. La oscuridad complica la evaluación de los riesgos sobre el terreno, que se hace habitualmente "a vista" y a distancia durante el día. A oscuras, no podrás saber si las pendientes de más arriba son muy empinadas o no, amenazadoras o no. Un estudio cartográfico podrá responder en parte a estas cuestiones, como complemento de la indispensable información sobre la nivología del día. Habrá que estar atento a la evolución del tiempo, ya que no verás tampoco cómo el viento sopla en las crestas, anunciando peligros adicionales. Para evitar estas complicaciones, una de las soluciones consiste en salir por itinerarios balizados, incluso en las pistas de las estaciones. Esto también comporta algún riesgo porque las operaciones de apisonado de las pistas se realizan durante la noche. Además, el aseguramiento de las pistas de esquí contra los aludes se gestiona por la mañana para una sola jornada, así que no es una garantía para la noche siguiente. En cualquier caso, infórmate antes de salir, y para las primeras veces no dudes en pedir consejo a los guías de la zona.

Abriendo paso con tu luz

Una vez gestionadas todas estas cuestiones de seguridad y de acceso, sólo hay que aprovechar. Ascender tranquilamente charlando o alargar la zancada para acelerar el ritmo cardiaco, cada uno con su estilo y a su ritmo, siempre que no se deje a nadie aislado en el bosque frío toda va bien. Para el descenso, hay que estar muy atento sobre la visibilidad para disfrutar realmente, para poder encadenar los virajes sin forzar y viendo los diferentes obstáculos que se presentan en el camino. Será indispensable llevar una máscara o gafas con filtro transparente o blanco, ya que sin este complemento, el aire frío de la noche de invierno transformará el descenso en un calvario, lo que sería una verdadera pena. La frontal también debe ser potente para adaptarse a los desplazamientos rápidos, con un haz luminoso focalizado como la NAO+ o la ULTRA RUSH. A partir de 500 lúmenes podrás esquiar prácticamente como si fuera de día e incluso iluminar el camino a distancia para tus compañeros. 

Para ver como a pleno día

Un detalle que no debemos pasar por alto: existen muchas soluciones para llevar las baterías y que aportan tanto calor como seguridad. Opta por baterías que se puedan transportar en el bolsillo para aislarlas del frío, para mejorar la autonomía y poder llevar menos peso en la cabeza. No te olvides de comprobar la carga de las baterías antes de salir, y prevé llevar una frontal de emergencia en la mochila, nunca se sabe, ¿y si la nieve es demasiado buena y te apetece darte el gustazo de seguir esquiando?

Así que ya puedes escoger: ¿"antes del trabajo" o "después del trabajo"?!

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